Surgat

martes, 8 de diciembre de 2015

Canibalium

Canibalium

Que olor ¡la comida esta lista!...

El banquete está servido y como hace ya dos años el ritual de cada fin de semana…
Dios mío gracias por la comida que tranquiliza ese aberrante instinto que tu castigas… es mi pecado, sé que tu nuestro padre perdonaras a su fiel siervo, esta mansa oveja que yace a tus pies…
Siempre recordaré la segunda oportunidad que me brindaste, nunca nos abandonas? Verdad?
“en la profundidad de la noche, en las vacías calles cercanas a la basílica yo caminaba, como si la mortalidad humana no se cobrara por los necesitados pecadores; antes de la calle empedrada muy común en la ciudad de Quito, escuche un angustioso clamado de una señora…
al ver por la ventana vi a un hombre violando a aquella curuchupa; la puerta a medio abrir, entre armado de valor dije ¡Carajo suéltala! Regreso a verme, él era uno de los que viven en las calles inhalando cemento de contacto  –no obtuve respuesta- mi voz entre cortada, agarre un espejo de gran tamaño y peso, y lo destroce en el cráneo. Cayó y cayó frente a la señora, ella desmayada en la cama queda, al ver atrás el mendigo sangraba sin control alguno…
Dios mío porque me pasa esto!  Entre miedos sentí su pulso desvanecerse, soy un asesino, mi vida se destruirá por este vil ser…
Me acerque a la imagen de santa María virgen y del cristo de las angustias… que hago Dios mío, dame una respuesta, me arrodille y frente a mi después de limpiarme las lágrimas vi una hacha que brillaba en ella avía derramado mis lágrimas, esta es tu respuesta padre santo, madre de dios…
Agarre el mango del hacha es hora de mi segunda oportunidad, debo esconderlo es mejor hacerlo pedazos… será más ligera la carga, lo enterrare...
Coloque al cuerpo muy estirado y desnudo bajo una estera vieja, primero fue en los brazos, no tuve más opción, será con toda mi fuerza el brazo se desprendió, ahora será las piernas, el pobre infeliz no siente nada repetía… todo quedo separado… coloque en costales el torso, las extremidades, la cabeza, etc…
se hizo bultos que en dos viajes deje cerca se la basílica… hice una fosa no tan profunda pero no alcanzaron todos los costales… ¡carajo! sonó algo por allá… la tierra la asenté muy bien además arroje hierva que en la tarde la cortaron…
Ay alguien por ahí? –Dijeron- estaba escondido en la lavandería… agarre el costal y me fui a mi cuarto a esconderlos… quite mi atuendo tenia sangre por doquier.
Y ahora qué hago con este costal; eran las extremidades, las lave para que no sangren mas, donde no se si era mi miedo pero ya empezaban a oler… lo más probable es que mi mente me jugaba una mala pasada, abrí el refrigerador para que no apercibieran, los compañeros…
Amaneció todos estaban ya en el patio haciendo sus labores, me acerque como si hubiera pasado, la limpieza de la basílica era mi labor del día… pase pidiendo perdón a tanta imagen de santo que apareciera.
Llegue noche al cuarto, no me acerque al refrigerador, sabía que me daría asco… la noche era un interminable rezo… tenía mucha hambre… que hago?
la noche nunca antes me había dado tanto miedo. Me arme de valor y abrí el refrigerador de pronto el hedor que imaginaba en la madrugada, era una especie de sazón; se me ocurrió una idea como tengo una olla muy grande donde hacemos la comida para los indigentes que se resguardan del frio quiteño… claro, claro; lo traje y puse los restos del descuartizado, el condimento era igual al preparado normalmente pero esta vez lo herví y me di el trabajo de despellejar hasta la carne, los huesos los guarde…
Coloque trozos del cuerpo a la sopa que hervía, treinta minutos después agarre un bocado de ella sabía cómo caldo de gallina, tal vez este mal… de repente entro el hermanito y me dijo justo a tiempo ya llegaron los fieles, apure traiga los platos… quedándome helado, observe como a cada uno de ellos les servían la sopa, comían con un gusto, arrancaban con sus podridos dientes la carne humana, observo la olla y me acerque cogiendo un pedazo de carne, tenía un sabor a la más deliciosa comida jamás probada… tome un gran plato y lo lleve a mi cuarto… Comí tan ferozmente que estaba satisfecho, era como liberarme de los pecados, esta se estaba convirtiéndose en mi confesión, la constante pregunta de mi conciencia al saber que cometí esta barbaridad era constante y dolorosa… noche a noche hasta que una de ellas Salí como era mi costumbre antes de este hecho… camine y camine creo estaba cercano a los túneles de san juan, un mendigo se arrastró hacia mis hábitos, creo se atrancaba el pobre, me erguí y observé sus ojos ennegrecerse luego se calló----------------- escuche a Dios darme mi misión lo entiendo padre! Tu amor para los débiles debe ser correspondida… desde entonces cada semana soy el encargado del alimento a los más miserables que se acercan a los comedores de la sacrosanta iglesia…
El alimento está servido, semana tras semana el cuerpo de uno de tus hijos pecadores alimentaran a los otros hambrientos, obedeceré el dar de comer al hambriento.
Mi confesión el canibalismo, mi cuartada el ser monaguillo interno de la basílica y la esperanza será el condumio ofrecido a nuestro padre santo.
JM. /2006


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