ELEGIDO
(Arcángel
el exterminador)
Surca
frente a la sucia ventana una pequeña luz que llega a mis ojos, molestándome y
haciéndome despertar es regocijante ese amanecer, siento en mi espíritu un gran
aliento, vienen a mi ideas tan grandes que nunca las había imaginado, eres tu dios, eres tu quien me lleno de estas
enseñanzas, debo cumplirlas ya que al final de estas una gran voz menciono ¡cúmplelas!
Mi
cuerpo se desdobla de su pereza habitual, me levanto con una fuerza tremenda,
voy a la cocina llenándome de cuchillos, e incluso un machete colgado en la
sala, vacío la caja de balas en mis bolsillos es prudente llevar también mi
revolver y la escopeta, luzco mis mejores atuendos funerarios, mis oídos se
relajan con la música que ellas escuchan, tranquiliza mi alma algo de The
Devil´s Blood, amo esa música, es perfecta para asesinar.
Bueno
con una pequeña alabanza al dios inexistente me encamino por las calles, mi
primera víctima de este juzgamiento mortal fue la gorda vecina la acuchille y
sus tripas cayeron en fila haciendo un montón, creo perfore su intestino grueso
ya que olía a mierda, luego dos vecinos quieren socorrerla y sus cabezas
estallan con el choque de mi escopeta, hermosa danza de materia gris al dar mis
pasos sobre sus cadáveres, el maldito perro fue el siguiente con mis botas aplaste
su columna su chillido alarmo a varios individuos, no distingo y ni siquiera
tengo remordimiento alguno si las balas del revolver llegaron a algún conocido
mal llamado amigo; igual algún día morirán malditos seres humanos.
Voy
por el callejón dos vecinas meneando sus enormes anos pasan frente a mi sin
darse cuenta del grito ajeno de varias viejas chismosas, pasan dándome la
espalda vuelvo a cargar la escopeta y descargo mi furia sobre sus traseros,
caen sus carnes al suelo me acerco es hermosos ver suplicar su existencia
mientras su líquido vital bañan sus cuerpos, abro sus sostenes miro sus tetas
colgar gimiendo semen, pero el plomo de la descarga termina su sufrimiento.
Oh gran melodía SHE suena radiante con este
amanecer, muy cerca la escuela se llena de bastardos. Sus cabezas caen tan
frágiles en el frio pavimento, la danza oxidada de mi machete en sus cuerpitos
me emociona, he cumplido oh mi dios quisiera tener inmunidad y seguir
exterminado a esta puta raza, pero la moral humana quiere juzgarme y no
obtendrá de mi más que rechazo y odio.
Escojo
una bala enrojecida de la sangre de mis víctimas, recargo el revolver mi última
vista a este hermosos valle y su gran Taita Imbabura, esta mañana mi ser
desaparecerá la humanidad despertara de su inconsciente forma de ver la vida,
se amaran, se abrazaran, lloraran por las víctimas, me odiaran e insultaran,
pero sé que infectare a mucha gente, ellos serán los elegidos; sin
remordimiento tiro del gatillo y mi ser se inmuta, trasciende y desciende a los
fuegos eternos del blasfemo SATÁN.
Dedicado
a Jorge Luis Morales Sánchez (+)
“las
mujeres que se acercan en un sucio bar quieren sexo o asesinar”
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