ENGULLIR
Escucho el veredicto…
Su condena ya se elevó a los
cielos de la justicia…
Culpable, que se pudra el
bastardo asesino.
Las rejas de mi celda no son
tan aplacables como lo fue mi niñez y juventud.
La desordenada vida de constantes
traumas de aquellos a quienes por
obligación debía dar mi respeto por ser mis padres,
sí; a estos debo el consumo de
mis miedos mediante la gula, pecaminoso camino de insaciable sabor.
Aún recuerdo el asumir los
problemas en grandes cantidades de comidas, muchas veces por su urgencia casi
estaban crudas, miles de sabores generaban la llamada “calma”, tal como la
droga para un adicto o como la fe para el desesperado religioso;
oh glorioso mundo de sabores
derrama en mí tu éxtasis.
La gran herencia tras la
muerte de mis padres sirvió para ausentarme día tras día de la sociedad
teniendo poco contacto con seres humanos, recuerdo un día en el que estaba
haciendo compras y una señorita muy delgada se acercó poco a poco preguntándome
sin tapujo alguno que si me he visto en
un espejo, la observe y dije no! ya que solo sale mi cabeza… ella sonrió
profundamente como un suspiro de tierna soledad, me aleje.
Luego por distintas
diligencias tuve que encontrarme con esta chica, ella trabajaba en ese súper, era
como un animal que no sentía nada por nadie, pero esa pequeña figurita se convertiría en la esperanza para el cambio
de mi vida.
Años pasaron y la extrema obesidad
dominaba mi ser, aquella silueta que veía a mi alrededor también tenía su
desorden mental (alimenticia) ella se veía como yo me sentía.
Siempre buscaba entre mis
pliegues de piel y grasa buscando mi sexo para tener otro placer además de
comer, aunque muchas veces veía como vomitaba sus alimentos ella devoraba mi
semen al masturbarme…
El querer ser parte de mí,
la llevo al extremo decía somos seres únicos renegados de la humanidad,
detestados por el piadoso dios, solo nosotros existíamos, alejábamos a todo que
con propaganda de buenos amigos o amables familiares querían cambiarnos,
teníamos una sola vida era nuestra, déjennos ser felices…
Un día sentí en la comida
algo muy diferente tenía un sabor exquisito, le pregunte repetidas veces que
era aquella sazón deliciosa, mas ella se negó a decírmelo.
Fines de semana esperaba
aquel plato especial, ella me veía devorármelo con una sonrisa y melancolía
única, casi fuero tres meses que lo
preparo; cada vez veía un decaimiento en su salud, cuando me percaté de que sus
brazos estaban con vendas al igual que todas sus piernas me detuve y pregunte que
había sucedido, a lo que ella contesto quiero ser parte de ti, observe en sus
ojos nuestra locura hecha realidad…
Su carne era servida y yo la
degustaba, oh dios esto es el verdadero amor.
El 14 de febrero de 2010 su
sacrificio fue completo me dejo instrucciones para que en 4 horas vea el horno,
su cuerpo totalmente horneado a disposición de mis gustos caníbales, su sabor
era el mismo que probo los látigos en la carne del hijo de dios, alcance un grado tan satisfactorio
que sus blancos huesos los coloque en mi habitación alado de mi lugar en la
cama, luego de varios días llegaron las preguntas de los familiares e incluso
la policía solo supe decir que la amaba tanto que ahora forma parte de mi ser,
observaron el desorden, el formol que utilizo para posicionarse en el horno y
no sentir su martirio.
Todos me juzgan, todos
quieren que me arrepienta, porque todos no se dedican a sus miserables vidas,
acúsenme y júzguenme igualmente pude comprobar que existe dios y a él no le
interesa nuestra patética existencia.
con cada deliciosos apretón
de mis mandíbulas nacía en mí el ansia insaciable de devorar dicho platillo,
rodajas de carne en perfecta cecina se diluye, incluso sentí una grotesca erección,
mi pene sabe que eres tú, eternamente vivirás en mis recuerdos, tu sabroso
sacrificio es el único que ha demostrado al mundo su hipócrita y limitada vida,
no debo salir más pues si lo hacen los devorare a todos, quisiera saborear el
feto humano y destrozar cráneos para comer sus sesos, teman acondicionados
humanos, ya que ustedes serán el postre que engullirle.
Inferno sádico/2016
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