SUBLIME SUTILEZA DEL DIABLO
El hastió trono vacío está, el diablo merodea, su mortal apetito por la estupidez humana embriaga el pudor. Creer en él no significa que debo amarlo, si Dios con su puño remuerde el pecado; condenados estamos, condenan al placer y a escondidas la hurgamos.
El placer da pinceladas a la obra del señor de las angustias, gimes sabio jugador del azar, afligidos toman su cabeza como queriéndose arrancársela pero es domingo iremos a misa diurna y nocturna excomulgando los pecados semanales; la belleza del mal comenzara una vez más el lunes.
Miente, el orgullo calma las multitudes.
Blasfema, Dios nos perdonó y en silencio ocasionalmente rechinan sus dientes.
Desea el placer, sino que significa vivir más que sangre y semen.
Destruye y odia, él dolor combate el aburrimiento “condición vital”.
El infierno se alimenta de los débiles, el diablo merodea en pesadillas;
¡Dios me abandono!
¡Te repudio!
La angustia suele ser razón para el mártir, súbete a la cruz te esperan los clavos; llora tu carne.
Oh diablo te proclamas profeta exaltando la idea del pecado nadie escapa al paraíso trágico.
Todos alguna vez probamos la fruta prohibida, el señor en las alturas recibe latigazos de San Miguel Arcángel
“Mantente limpio de deseo mi señor de las angustias”
LA SUTILEZA DEL DIABLO ES SUBLIME
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