-JATUN YAYA-
Entrelazados sus dedos, sentado recibiendo con honor los
rayos del sol al amanecer, con la fuerza ofrecida a la labranza, besando gentil
la tierra fértil; se enorgullece de su fruto. Entre dientes murmura con rabia
los nostálgicos recuerdos.
Vestigio bifurco de nuestras costumbres, sabio Padre que
rechazo al débil, recuerdo aun cuando un vasallo de cristo quiso cautivar su
alma con una imaginación pecaminosa que amedrentaba a cualquiera en el pequeño
pueblo; ellos que vivían calientes por el fuego natural y este se apagó, el
agua feroz se evangelizo. Aquí mi orgullo, mi Taita; él dijo:
“todos se infectaron, pero nunca doblegaran mi espíritu, mi
raza ya está cansada de arrodillarse ante un blanco colgado del árbol muerto.
Ustedes vivan y mueran con temor, porque yo tendré la fuerza del volcán y la
Alquimia.
¡Hay de quien hoce molestarme con palabras santas por que
estallare!
Y como todo mortal abrasare a mi tierra, diosa fértil. Solo
quedara mis restos blancuzcos como recuerdo de quien era”. Se me hace aun
escucharlo murmurar.
Cual runa inflo mi pecho con un largo suspiro me despido
Jatun Taita, ahora eres parte de Yaya; tu espíritu será una antorcha que guiara
mi oscuro camino vital hasta la acogedora y mórbida Muerte.
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